¿Cómo pintar puertas de interior?

La decoración es un aspecto esencial para lograr no solo una buena apariencia de nuestro entorno, sino también, generar una sensación de confort. 

En ese contexto, la combinación de los materiales, texturas y colores de los diferentes elementos decorativos de una habitación, por ejemplo, tiene un efecto directo en nuestro estado de ánimo y en nuestro presupuesto, también.

Por esos motivos, te presentaremos a continuación esta guía efectiva sobre cómo pintar puertas de interior para conseguir resultados satisfactorios con tan solo 5 pasos:

Paso 1: identifica los materiales, utensilios y demás recursos que necesitas

Como seguramente sabes, las puertas pueden cumplir con dos funciones en inmueble simultáneamente: la privacidad y la seguridad. Así que antes de pintar, asegúrate de conocer las características de la puerta para tomar decisiones con respecto a:

• Pintura(s).
• Elementos de seguridad como guantes, lentes y mascarillas.
• Vestimenta cómoda para pintar.
• Brochas, rodillos y cubetas o bandejas (para poner parte de la pintura).
• Productos químicos como el barniz, los removedores y los desengrasantes. 
• Masilla (en caso que la madera esté muy deteriorada).
• Espátulas.
• Palitos chinos para mezclar la pintura. 
• Papel de lijas.
• Cartón o papel protector del suelo. 

Adicionalmente, es conveniente usar cinta de carrocero o de pintor para evitar machar las paredes o cualquier otra superficie.

Y, por último, un pedazo de tela y alcohol para limpiar la puerta.

Paso 2: repara, lija y prepara la puerta

El secado de la pintura necesita de suficiente tiempo, por lo que proceso de restauración de la puerta es más sencillo si desmontas o sueltas la puerta de los ejes, y la pones en un lugar desocupado y con ventilación. 

Adicionalmente, se deben retirar la cerradura, la manilla y los elementos decorativos que pueda tener la puerta. De esa manera, tendrás mayor comodidad y evitarás que se manchen con la pintura o cualquier otra sustancia.

Y, por último, repara la puerta con masilla si tiene huecos, ralladuras o marcas y, posteriormente, lija las áreas de la puerta que no estén uniformes. De ser necesario, limpia el polvo y las machas de la puerta con el pedazo de tela y el poco alcohol sugeridos anteriormente.

Paso 3: prepara la pintura

Para sacarle el mayor provecho a la pintura o conseguir el tono que deseas, necesitas verter una porción de la pintura en algún recipiente con pintura de color blanco o agua si es posible. Posteriormente, realiza movimientos circulares con la mezcla hasta lograr una presentación uniforme.

En cuanto a la cantidad de pintura necesaria, puede variar en función del material de la puerta, sus dimensiones, el estado de conservación que tenga y, desde luego, la calidad de la pintura y del color que deseamos aplicar. 

Por esos motivos, no puede usarse la misma cantidad de pintura sobre una puerta de color claro que sobre una ya pintada con colores oscuros. Sin embargo, un cálculo estimado podría ser de 750 ml de pintura por cada puerta de madera.

Paso 4: protege el suelo y las paredes

Si usas cartones sobre el suelo, evitarás que se manche o se ensucie por descuidos o equivocaciones al pintar.

En el caso de las paredes, puedes protegerlas con la cinta de carrocero sugerida previamente.

Asimismo, pinta la puerta colocada en posición horizontal porque, de esa manera, no caerán gotas en el piso ni tampoco quedará la pintura acumulada en la parte inferior de la puerta.

A diferencia de lo que las personas puedan pensar, pintar una puerta de interiores es una labor sencilla si se realiza con calma y en un lugar con suficiente espacio. 

Paso 5: pinta la puerta

En esta etapa tenemos dos opciones principalmente: usar la brocha o el rodillo. Para algunas personas, las brochas son más fáciles de utilizar y permiten pintar todas las áreas, pero para otros con más experiencia, el rodillo ayuda a tener mejores resultados estéticos. 

Indistintamente de tu decisión, el utensilio debe estar limpio y en buenas condiciones para economizar la pintura, pintar más rápido y, sobre todo, mantener la uniformidad del color en toda la puerta.

Otro aspecto a considerar es la dirección o movimientos de la mano al pintar. Siempre deben tener la misma dirección, ya sea de derecha a izquierda o de abajo hacia arriba, por ejemplo.

Sin embargo, es prudente comenzar por las esquinas, ya que son las partes que suelen estar más deterioradas y requieren más tiempo de secado, también. 

Una sola capa de pintura no es suficiente como seguramente sabes. 

En función de la marca escogida, el tipo de pintura o de los colores de la puerta, por ejemplo, puede ser necesario aplicar más de dos capas de pintura en la puerta, así como en el marco.

Una vez hayas logrado el tono deseado y esté seca la pintura, debes poner la manilla y cualquier otro elemento decorativo en la puerta y, posteriormente, colocar la puerta en el marco para terminar con este tipo de restauración.

Consideración finales

Para algunas personas, la elección entre sustituir o restaurar puertas de interior depende del presupuesto disponible. 

Sin embargo, con las acciones de mantenimiento periódicas, puedes lograr un cambio de apariencia de la puerta realmente satisfactorio e, incluso, reducir el deterioro causado por plagas o por el simple uso de la puerta.

Otro aspecto igualmente importante es el tiempo disponible para pintar. 

Un tip que te puede funcionar es iniciar temprano en la mañana. Así, puedes aplicar las capas de pintura que necesites durante el día, y mantener la ventilación del lugar.

Hoy en día, existen una gran variedad de utensilios para la restauración y mantenimiento de las puertas periódicamente, desde las tradicionales brochas, como te hemos explicado, hasta modernos compresores para pintar. 

Pero, indistintamente de la opción escogida, los colores utilizados en las paredes, el techo y las puertas siempre deben estar en armonía con los muebles y demás aspectos de la decoración para lograr el resultado estético correcto. 

Por cierto, ahora que sabes cómo pintar una puerta de interiores, puedes disfrutar del proceso y, sobre todo, ¡sacarle el mayor provecho a los materiales y utensilios disponibles!